Curiosidades IX
Me hizo gracia la escena de Pretty Woman (Richard Gere, Julia Roberts, 1990) en la que Edward (Gere) y Vivian (Roberts) vuelven a la misma boutique en la que Vivian no fue atendida correctamente, para divertirse un rato. "Venimos a gastarnos una indecente cantidad de dinero, así que quiero que nos hagan mucho la pelota", le indica al encargado. Me encantó la filosofía. Bien es cierto que a nadie le gusta que el típico dependiente esté todo el rato dándote la murga mientras miras algo, pero no negaréis que es agradable que los vendedores se lo curren. Porque al fin y al cabo, eres el cliente, y vas a dejarte allí los cuartos.
No es esta la actitud en muchos, muchos sitios en España. En multitud de tiendas y establecimientos de todo tipo parece que los dependientes o encargados te están haciendo un favor a tí, y que les tienes que dar las gracias por dejarte entrar en su tienda a echar un vistazo. Por supuesto, te atenderán si tienen un rato, no sin antes mirarte de reojo por encima del hombro, y acabar la interesantísima conversación sobre cualquier tema intrascendente que están teniendo con su compañer@. Después te mirarán con cara de ajo si no muestras un terrible interés por comprar, y te pondrán mil pegas si te quieres probar una camisa que está dobladita y con los alfileres: "pruébese esa otra, que es igual que esta", señalando una toda doblada y medio raída que tienen para que no les hagas volver a doblar, guardar, etc. la camisa que te interesa si al final no te gusta. Igual se piensan que tenemos dotes adivinatorias y que sólo con echarle un vistacito a una camisa ya sabemos cómo nos quedará, si nos apretará la sisa, si la manga nos está larga o simplemente si nos gusta en nuestro cuerpo o no. Hay cada imbécil atendiendo al público que te preguntas si realmente está ahí porque no sabe hacer otra cosa.
En otros países, la situación es bien distinta. La gente sabe quién debe tratar bien a quién cuando alguien va de compras a gastar su dinero, sabe quién le está haciendo un favor a quién. Más aún cuando hay miles de tiendas donde elegir. Tienen el concepto competencia" bastante más claro, y actúan en consecuencia. Te tratan bien, con educación, y procuran que tengas lo que pides, aunque a veces tengan que lidiar con pesados. Esto ocurre en USA, y en muchos países europeos. Pero aquí todavía no llegamos a su nivel. Spain is different... todavía.
Hace poco he estado en El Corte Inglés (uuuuuhh). Iba con intención de dejarme pasta en un tema, por aquello del servicio integral y la comodidad de no tener que pensar en nada, que te lo den todo hecho, aún a sabiendas de que podría tenerlo más barato en otro sitio. Volví a casa decepcionado. El vendedor que me atendió cometió un fallo detrás de otro: no me catalogó correctamente (todo buen vendedor debe hacerlo de un simple vistazo), no vendió sus servicios correctamente (de hecho ni los ofreció, tuve que interrogarle yo sobre ellos), no sonrió ni se mostró afable, no me dió opciones, no mostró ni un ápice de empatía y lo peor: no dió soluciones a los problemas que yo le planteaba. Para qué más, claro. "Has perdido la venta, machote". Un par de días después he pasado por una tienda junto a mi casa, y me ha atendido una chica que, uno tras otro, ha ido clavando los aciertos en todos los fallos del otro. Resultado: al día siguiente ya me estaban llamando para venir a casa a ayudarme, y sin duda se lo llevarán, habrán ganado un cliente y recomendaré sus servicios a todo el mundo. Ahí está la diferencia. Tanto corte inglés y tanta leche... me río yo.
Es curioso lo poco que tolera la sinceridad esta sociedad en la que vivimos. La sinceridad se rechaza, se evita, incluso se castiga. Se valora al que sabe no utilizarla con habilidad, es decir, al que no es sincero, total o parcialmente, pero sabe hacer que parezca que sí lo es. El que miente, vamos.
Madrid huele. Supongo que en cierto modo, cada gran ciudad tiene su olor particular, que la define, la identifica frente a otras. No creí que esto sucediera hasta que fui a La Habana. Uno de los detalles más destacables de esta ciudad es que tiene su propio olor, que se puede notar perfectamente paseando por sus calles. Nunca antes lo había notado en ningún otro sitio, y tras observarlo allí, presté mucha más atención en otros lugares. Efectivamente, Madrid también tiene su propio olor. Hay zonas en las que no se nota, pero sí, lo tiene. Id al centro y pasead con los orificios nasales bien abiertos. Después me podréis decir a qué huele Madrid.
La primera vez que oí esa palabra me pareció un término pedante de esos que se utilizan en el trabajo para impresionar a los pobres de espíritu, o para aparentar tener la cultura que no se tiene. Luego, poco después, movido por la curiosidad, comencé a entender en toda su extensión su significado. Empecé a recordar; y paseé por mi mente, y encontré personas, en el pasado, con las que tuve la oportunidad de crear eso aunque sin saberlo: sinergia.
En una de las últimas entrevistas que concedí en televisión, siempre para interrogarme sobre el secreto del éxito de mi blog, di finalmente la clave: el título. Sí, aunque parezca que no, ahí está la clave.
Estreno palito con el convencimiento de que no será el último. Las épocas de cambios dan mucho de sí.
Hay grandes cosas en la vida que te hacen sentir bien. Te pueden hacer sentir eufórico, pletórico, realizado. Son grandes triunfos, consecuciones de algo que llevabas mucho tiempo persiguiendo, como finalizar una carrera, casarte, acabar una casa, hacer algo importante que la gente admire. Todas estas cosas te hacen sentir muy bien, te suben la moral, y es un sentimiento que dura... ¿unos días? Pasado poco tiempo, se desvanece, uno vuelve al nivel habitual de realidad y continúa trabajando encaminado hacia la consecución de otro gran hito (o no, dependiendo de lo inconformistas, imaginativos, ambiciosos, etc. que seamos). Volver a alcanzar el nuevo hito que nos fijemos volverá a ser cuestión de mucho tiempo y esfuerzo, y siempre sin garantía de éxito.
Hay que estar hecho de una pasta especial para soportar vivir solo. Eso, o ser mentalmente fuerte, tener las cosas muy claras. Aún así, es difícil, muy difícil a veces. El ser humano está hecho para vivir en grupo, llámesele como quiera: sociedad, ciudad, comunidad, familia...(¿pareja?). Lo de los lobos es otra cosa. Los humanos no somos lobos.