lunes, 21 de mayo de 2007

Los cambios I

Llueven cambiosEstreno palito con el convencimiento de que no será el último. Las épocas de cambios dan mucho de sí.

Los cambios se me antojan como la nieve. Puede aperecer en pequeños copos; a veces ni los notamos, y cuando llegan a su destino, desaparecen en su nuevo estado. Cambios de estos tenemos continuamente en nuestras vidas. Son tan ínfimos que muchas veces ni nos damos cuenta de que tienen lugar, y en la mayoría de los casos nos adaptamos a ellos con tanta facilidad que casi ni nos damos cuenta de que las cosas eran diferentes antes.

La nieve se puede presentar también en forma de bolas. Bolas de diferentes tamaños. En este caso, la cantidad de nieve es mayor, y perdurará más en este estado. Si una bola de estas nos golpea, incluso puede hacernos daño, dependiendo del tamaño de la bola, la fuerza que tenga y dónde nos golpee. Cuando los cambios son tamaño bola de nieve, pueden producir el mismo efecto. Ya no son cambios triviales; nos damos cuenta de que existen; nos da tiempo a verlos, a vivirlos; en circunstancias normales, a asimilarlos. Pero pueden hacernos daño y dejarnos un amargo recuerdo, que difícilmente desaparecerá.

La manifestación más brutal de la nieve es la avalancha. Cuando una de estas avalanchas tiene lugar, arrasa con todo lo que encuentra a su paso. Se lleva por delante todo lo que allí había, y nada volverá a ser lo mismo. La naturaleza volverá a un estado similar con el tiempo, y las posibles construcciones arrasadas podrán volverse a levantar, pero nada será como antes. Los grandes cambios son así. Afectan definitivamente a la vida de las personas, modificando algo en ellas y dejando su huella para siempre. Después de un gran cambio nada vuelve a ser como antes, por mucho que nos empeñemos. Y seremos diferentes, queramos o no. El cambio habrá venido a formar parte de nosotros, y seremos la suma de lo que éramos mas lo que sucedió. Así se escribe nuestra historia. Así se anda el camino.

Y no debemos resistirnos, los cambios forman parte de la naturaleza humana; forman parte de nuestra propia existencia. Nos viene cómodo que no existan, pero están ahí, a la vuelta de cada esquina. Sólo debemos estar preparados para cuando vengan, lo mismo que nos podemos preparar por si un día nieva.

Hay lugares en los que nieva mucho más, lo mismo que hay épocas de muchos cambios. Como hacen los que viven en lugares montañosos, lo mejor es que nos preparemos para todos los cambios que puedan llegar, con paraguas, chubasqueros, y si llega el caso, con palas. Las quejas no son buen arma para afrontar los cambios, como no lo son para combatir una nevada. La actitud es fundamental para esto.

Así que una vez que tenemos claro que los cambios forman parte de nuestra vida, y que lo mejor que podemos hacer cuando llegan es abrazarlos y no luchar contra ellos, preparémonos, y si nos es posible, adelantémonos; de este modo reduciremos en gran parte la posibilidad de que nos puedan resultar dolorosos.

In English, please

No hay comentarios: