viernes, 9 de marzo de 2007

El alcohol I

No conducía yo, que consteVaya horas para llegar a casa y encender el ordenador. ¿Por qué? No sé, seguramente porque tengo algo que escribir.

Estoy medio pedo. Y del otro medio, sólo me falta medio para estarlo del todo. Las caipirinhas tienen la culpa. Y fijaros que sólo han sido dos... Pero claro, las mezclas con el vino espirituoso que dice mi amigo tocayo... ahí está la clave. Bueno, tampoco es tanto. He llegado a casa, lo cual quiere decir que muy mal no estaré.

Hoy he sido un dechado de felicidad, reestrenando mi vitalicia condición de madrileño, pero ahora en la capital. He quedado a cenar, he ido al centro centroso... en metro! La leche. En 20 minutos, en Callao. Lo nunca visto. Supongo que la gente no se imaginaría por qué sonreía. Ceno con mi amigo el liberal... vino espirituoso, comida japonesa, charla, la vida, el trabajo... lo de siempre. La penúltima en algún local de por aquí... el centro es pródigo. Un local agradable, lleno de gente que lo pasa bien. Muchas mujeres, la verdad. Media de edad sobre los 33-35. Agradable :-P El grupo de las 6 de 42. Miran como posesas. "¿Y porqué no?", le comento. ¿No tienen derecho a mirar lo mismo que yo? Faltaba más... Sólo les falta decir "porque no es plan, pero te comería ahora mismo, chavalito". Pues muy bien, hombre. Yo las provoco, y mi amigo se asusta, no sea que vengan. "¿Y qué?" le explico. Son tías igual que tú y que yo, que tienen 42 en vez de 36 ó 31, pero que no se diferencian básicamente de ti o de mí por tener unos pocos años más. Además, tienen las cosas bastante más claritas que las de 20, y no les importa lo más mínimo que se las note. "A buenas horas", pienso, "podían ser así también a los 20, los 24, los 26..." pero no. España no es el país de las tías abiertas, que miren y que ataquen. Que sepan lo que quieren y que vayan a por ello. Es el país del ven tú aquí, que la hija de mi madre es terciopelo. Una lástima. Tanto arrastrarnos para subirles el ego durante los titantos, y ahora los papeles están invertidos... Sí que son tristes las cosas en España. Qué envidia me han dado los oriundos cuando he estado en algún otro país de Europa, o me han hablado de EE.UU. Ellas saben lo que quieren, y cómo conseguirlo, desde jovencitas. No tienen esta mentalidad divina que tienen aquí. Si quieren algo, simplemente lo piden o lo buscan, y punto. ¿Por qué no?

Pero bueno, que yo sólo quería comentar lo bonito de la amistad (primer grado de alcoholización, exaltación amistosa), lo cómodo que me siento con mi edad, y lo mal que me voy a sentir mañana en el trabajo. Menos mal que es San Viernes, adios a la oficina hasta el lunes, y podré echarme una siestecita para recuperar un poco mi body.

Larga vida a las mujeres abiertas de mente, a las que saben lo que quieren, a las que no se asustan de lo que pensarán de ellas si lo manifiestan, y a las que toman la iniciativa. De ellas es el reino de los cielos.

He dicho.

In English, please

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